Microrrelato de El Pino de Casandra, una leyenda expediente Warren

Desde la estrellada noche se escucha todavía el sentimiento, y el recuerdo de Casandra, que en este cuento te cuento

En las noches del invierno, entre las acículas* de la “selva de pinos” que mira al sur en Gran Canaria, se oye la leyenda de una niña que se enamoró de un joven, y enamorada compartió con él los paseos hasta el Pino Bonito. Bajo su copa de dos brazos, se abrazaron y quisieron ellos, mientras los picos picapinos repicaban sus amores en los agrestes del Barranco de Mogán, adentrándose en Inagua.

Muchas fueron las tardes que compartieron Casandra e Iván, que así era el nombre del joven. Y en el paseo de vuelta, embriagada de amor Casandra, veía los cambios de la luna que plateaba el danzar de las ramas de los pinos, tras los ocasos con luna llena. Y a la luna de febrero pidió un deseo Casandra. La luna la escuchó, y lo guardó en su rielar en la presa de las Niñas, y en la de Soria.

Como de la flor del almendro, que fértil empieza a despuntar en febrero y se endurece durante el verano en el fruto, los amores de Casandra e Iván preñaron el austero verde del pinar canario, y fue madre Casandra despuntando el otoño. Dos hijos nacieron en la casa, y en las familias de Iván y Casandra fue todo murmullos y chismes… Un oscuro sino se extendió por las casas. La belleza de Casandra parecía extraña, como encantada por un hechizo. Y dicen que la joven huía a los pies del Pino Bonito las noches de luna nueva, y con la luna tejía oscuridades sobre el valle.

Dicen que, en una noche de febrero, su belleza imperecedera había acordado con la luna, Casandra, a cambio de sus dos hijos. Y dicen que se firmó el acuerdo con sangre, y para cumplirse con el ciclo de trece lunas. Al Pino, cumpliéndose el ciclo, fue el padre de Casandra la noche de la segunda luna del año de trece. Y allí la vio bailando a la luna, a su hija, con sus nietos a los pies del Pino bañado de plata. Y allí, enloquecido, la mató, y quemó su cuerpo llamándola bruja.

En el regazo del Pino Bonito hay una marca de fuego. Y los pinzones azules, que a veces vuelan desde las ramas del pinar del Barranco del Mulato, dicen que señala el abrazo ardiente de Casandra, despidiéndose del Pino amado.

Palabras clave:

*Acículas: es el término empleado en botánica para designar aguijones finos y delicados que no son hirientes. En algunas regiones recibe el nombre de pinocha.

Brujas y demonios en la historia de Canarias

La historia de Canarias ha recibido durante muchos años pinceladas de algunas leyendas basadas en figuras demoníacas y rituales embrujados: inquisición, quema de brujas, pactos con el diablo… ¿Te suena un poco a película de  miedo cierto? Pues de miedo nada, vamos a desgranar algunas de ellas.

Brujas del Bailadero de Anaga

Basándonos en creencias canarias populares, las Brujas del Bailadero de Anaga era un grupo de mujeres que se dedicaban hacer rituales de brujería en el llamado Macizo de Anaga (Tenerife, Canarias).

Macizo de Anaga | Michal Klajban, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons.

Se dice que en este lugar las brujas bailaban en torno a una hoguera, de ahí el nombre de la zona «El Bailadero». Tras sus aquelarres estas brujas bajaban a la costa para bañarse desnudas. Con el paso del tiempo, la influencia de las historias de vampiros del Este de Europa llevó a que el mito de las brujas canarias incorporara el aspecto del chupado de sangre, convirtiéndolas así en brujas-vampiro, que succionaban la sangre de los recién nacidos mientras dormitaban en sus cunas.

 

Leyendo esta historia, podríamos decir que es totalmente absurda en nuestro contexto, sin embargo, habría que ponerse en la piel de las personas que habitaban estas zonas y tenían estas creencias, vivirían atemorizadas ante estos hechos.

El diablo de Timanfaya

“Cuenta la leyenda que el 1 de septiembre de 1730 en el pueblo de Timanfaya se estaba llevando a cabo una boda. La pareja estaba formada por el hijo de una de las personas más ricas de la isla y una joven cuya familia se dedicaba al cultivo de plantas curativas.

En medio de la celebración una gran explosión movió la tierra y empezaron a llover rocas y lava que destrozaban todo a su paso. Los invitados y la gente del pueblo empezó a correr en busca de refugio, pero la desgracia cayó sobre la joven pareja.

Una gran roca proveniente del volcán, aplasto a la novia dejándola sepultada. El novio al ver esta escena toma una forja de 5 puntas para intentar mover aquella piedra y salvarla. Cuando por fin lo logro se percató de que su amada había muerto.

Entre su desesperación y el sentimiento de desolación tomo el cuerpo de su esposa sin soltar la forja y empezó a correr por el valle buscando refugio. Que obviamente ya no podría encontrar.

A pesar del humo y las cenizas algunos habitantes del pueblo pudieron divisar en una colina al joven iluminado por la luna. Este levantó la forja de 5 puntas con sus dos brazos y los testigos suspiraron de tristeza “pobre diablo”.

Luego la imagen del novio desapareció en el ardiente terreno de Lanzarote.”

Fuente: visitarlasislascanarias.com

Actualmente, la imagen del diablo de Timanfaya con la forja de cinco puntas se ha convertido  en el  icono de la isla de Lanzarote y lo podemos encontrar en los lugares que menos esperamos.

Se dice también que de la sangre de la joven brotó una planta con propiedades curativas, planta que se le llamó «aloe vera», ya que Aloe era el nombre del muchacho y Vera el de la joven. Curioso hecho.

El demonio de Guayota

Guayota (en Amazigh insular, wa-yewta «el destructor»), era el nombre que le daban los guanches (aborígenes de Tenerife) a una de las deidades malignas de su mitología. Era la principal entidad maligna, el diablo de su mitología y eterno adversario del celestial Achamán (dios supremo del panteón guanche).

La historia de Guayota tiene origen en la actividad volcánica de la isla, ya que se le asocia al fuego y a la destrucción.

Existe otra leyenda referente a Guayota. En esta se relata que el demonio de Tenerife secuestra a Magec el dios del Sol, y sume al mundo en una profunda oscuridad y clima helado. Achamán, combate contra él, y lo vence, liberando así a Magec y devolviéndole la luz al mundo.

Las leyendas populares, la mitología y las creencias de muchas culturas son similares, incluso hasta en el caso de estas islas Canarias que habitan el archipiélago macaronésico y se gestaron aisladas del continente, ¿curioso no?

Quizá en unos años podramos ver una serie en referencia a esta mitología en Netflix, no lo sabemos, lo que si te podemos asegurar es que si nos sigues en redes sociales no te vas a perder ni una de estas historias, ni inofrmación referente a tofo el patrimonio forestal de la Macaronesia. Recuerda pasarte por los juegos de los macagentes para aprender más.