Microrrelato Eucalipto del Emperador Napoleón en Madeira

– Murmurando un “souvenir” con arrobamiento, la emperatriz nos danza un “menuet” con este cuento.

Cuenta la leyenda que en el sitio de Jardim da Serra, en la isla de Madeira, se escuchan pasos lentos las tardes del otoño, cuando gira el anticiclón en Macaronesia. Muchos son los del lugar los que hablan de oírlos, y eso que son los que más los conocen. Pero también hay visitantes que, atraídos por la historia del lugar y su belleza, comentan haber oído el sonido lento, como el rozarse de organza de seda en los parterres geométricos y elegantes. Y es que, sigue cantando la leyenda que te cuento, a esa Quinta vino a reposar la abeja del imperio, emperatriz de Francia, Josephine. En éxodo errante junto a su perdida Bonaparte.

– “Pasea la emperatriz, y sobre el suelo húmedo en sus pasos, abre al recuerdo de los Campos Elíseos sus brazos”- y a su paso, canta el niño al saltar la comba.

-” Y pasea el emperador de su mano”- responde el grupo- “arriba arriba Ciudadano…”

Entre los viejos de la Quinta, se dice y comenta. Que, en el eucalipto de Câmara de Lobos, donde el Jardim da Serra, aún destella el plateado del tronco al sol del alba, desde que la emperatriz se apoyó en él tras un despertar desapacible de sus recuerdos. Y que en ese palmo diminuto, en el que se apoyó la diminuta palma de la emperatriz, allí mismo, se para el sol un instante plateado al cruzar el equinoccio. Y lo puedes encontrar si te fijas con atención, y tratas de comprender su alma errante. Sin imperio ni tierra, más que el Atlántico hasta Santa Helena.

– “Sube la ola, y baja marea” -canta el niño al saltar la comba…

– “deprisa Napoleón, arrea”- responde el grupo- “arrea arrea…”

Cuenta la leyenda que en el sitio de Jardim da Serra, en la isla de Madeira, un eucalipto agradecido emanó un aroma sanador que embelesó a una abeja. Y por su cuidadoso embrujo, despejó su corazón, durante un instante, de tristeza. Desde esa tarde, se dice y se comenta, el Jardim la recordó con gracia y delicadeza

¿Quién era Napoleón?

No creo que estemos descubriéndole la pólvora a nadie pero por si a caso vamos a recordad quién fue esta importantísima figura histórica, parte protagonista de este microrrelato. Napoleón Bonaparte fue un militar, cónsul y emperador francés del siglo XVIII Y XIX, mundialmente conocido por llegar a conquistar y controlar gran parte de Europa occidental. Esto lo consiguió gracias a una avanzada estrategia militar y de relaciones internacionales.

Tras sus éxitos militares, se autoproclamó emperador de los franceses y rey de Italia e incluso llego a establecer su propio código civil. Fue derrotado en la famosa Batalla de Waterloo (1815) y unos días después fue condenado al exilio en la isla británica de Santa Elena, hasta morir un par de años después, de ahí su paso por la isla Madeira durante su travesía.

Según la historia, a Napoleón Bonaparte se le recuerda como un gran estratega militar  pero también como uno de los mayores tiranos y asesino de todos los tiempos.

'Napoleón cruzando los Alpes', por Jaques Louis David

Câmara de Lobos

Câmara de Lobos, localidad donde tiene lugar el transcurso de la historia, es uno de los municipios más antiguos de la isla de Madeira, fue unos de los primeros lugares en ser colonizados debido a su facilidad marítima que da acceso a la agradable bahía, donde a día de hoy podemos ver coloridas embarcaciones atracadas las cuales reciben el nombre de xavelhas (barcos de pesca). 

El nombre de la cuidad, se debe a la gran cantidad de lobos marinos que se encontraban en la bahía, aunque a día de hoy solo podamos divisarlos en la costa sur de la isla. 

Quinta Jardim da Serra

Se encuentra ubicado en las inmediaciones del municipio Câmara de Lobos. Fue construida por el cónsul Henry Veitch en el siglo XIX, quien fue uno de los cónsules ingleses más influyente en la isla de Madeira y que se estableció durante varios años en ella. 

Poco tiempo después de su llegada, adquirió una gran terrenos en da Serra, dónde construyó una granja, inicialmente conocida como Jardim, cuya belleza y riqueza era tan extensa que rápidamente se asoció a la palabra Serra (cordillera en portugués), nombre que recibe el lugar. 

Según cuenta la leyenda, a la hora de construir el jardín, el conde tuvo cuidado de preservar árboles nativos, pero también introdujo nuevas especies provenientes de todo el mundo. La plantación de esos árboles fue realizada exclusivamente por mujeres porque se creía que estas transmitían su fertilidad a través de sus manos…pero había una mujer, la cual plantó un eucalipto cuyo aroma nunca antes se había percibido, que había llamado la atención del cónsul Henry. Este le pidió que se reunieran todos los días bajo el árbol, donde se enamoraron y se casaron… Entre todos los eucliptos que fueron plantados en ese instante, este sigue siendo en la más alto y rebosante de amor. 

En 1857, Henry Veitch murió en Funchal y a día de hoy esta enterrado en el mausoleo de Jardim da Serra.

Espero que hayan disfrutado mucho en la exploración de esta leyenda tan famosa sobre el Eucalipto de el Emperador, leyenda la cuál es patrimonio histórico de esta región Macaronésica.  ¡Síguenos en nuestras redes sociales Facebook e Instagram para leer mas leyendas de la Macaronesia! ¡Saludos!