Todo el mundo que la conoció define a Lola Schneider como una amante perdida de la isla de Tenerife y su belleza. «Quiero tanto a esta isla que para mí es mi patria aunque no haya nacido aquí. Estoy muy agradecida de mi vida en Tenerife, que sería el paraíso si no hubiera gente que atenta constantemente contra su belleza. Ante eso, tenemos que luchar haciendo un frente común para salvar la isla», proclamó en un homenaje que le tributó hace años Radio San Borondón.
Su tenacidad, su amor por la naturaleza y la fuerza de sus principios…. Todo esto al convirtieron en una mujer con un aura magnética, de esas personas que estarías escuchado horas y horas sin cansarte, por lo que dice y por lo bien que lo dice.
Lola utilizó todas sus fuerzas y capacidades durante muchos años para luchar contra la corrupción y la especulación sobre distintos terrenos de la isla de Tenerife. Luchó con una plataforma en defensa de Las Teresitas, un sonado caso de corrupción en el que se intentó comprar la famosa playa tinerfeña malversando fondos (trama la cuál acabó bien resuelta).
De la misma manera, como portavoz de Amigos de Las Teresitas, Anaga y su litoral luchó por la demolición del mamotreto de las Teresitas, un gigantesco edificio abandonado sin sentido en medio del barrio de San Andrés y Las Teresitas.
Lola, nació en la localidad alemana de Münster y con un hermano once años más pequeño que ella, se enamoró de Tenerife en un viaje que realizó en 1952 junto a sus padres cuando se desplazaron al pueblito que era entonces Puerto de la Cruz. En aquella época Lola tenía catorce años y quiso quedarse en la Isla, por lo que sus padres le alquilaron un piso y encargaron a una gobernanta la educación de su hija, que dos años después ya comenzaría a alternar sus estudios con el trabajo.
En los setenta trabajó como traductora en un importador de material técnico para luego emprender su labor en solitario, hasta desembarcar en la lucha vecinal en el año 2000 con su Asociación de Amigos de Las Teresitas, de implantación en Anaga.
También se movilizó para salvar los árboles de su urbanización, los cuales ella describe como «unos laureles preciosos muy antiguos«. Esta referencia la podemos encontrar en una entrevista realizada para el curso de Árboles y Arboledas Singulares de Canarias, en la que Lola explica toda la lucha que lideró en defensa de la naturaleza y cómo incluso ayudó por todos los medios a que no murieran estos árboles.
Desde el proyecto Interreg Mac VALCONMAC2 queremos mandarle mucho cariño a Lola Schneider esté donde esté y darle las gracias por todo el amor que le profirió a la isla de Tenerife y al patrimonio forestal de la Macaronesia mediante su lucha y su dedicación❤️.