-Ea, ea, la nana, ea. Graciosa en el viento esconde, el cuento de las hijas del Conde.
– Don Manuel estaba atareado como un hobbit esperando enanos. Ocupado en la fiesta más recordada en Santa Cruz, capital de Graciosa, en Açores. Incluso sin palabras, todos sabían sobre la fabulosa fortuna que había amasado en Santo Tomé y Principe, “de um verdadeiro príncipe de conto de fadas”- solía ser una opinión mayoritaria entre ellos-.
Y esa fortuna se embarcó con él de vuelta a Graciosa, donde nació Don Manuel a tres días de la navidad de 1827. Hacía casi 80 años de eso, y ahora anciano, lo vemos preparando la recepción para el anuario, honor otorgado por deseo de D. Carlos I de Portugal, hace 5 años. Conde de Simas, “pelos seus méritos muito comentados”.
Y ahí dejamos a Don Manuel, mirando la esfera del reloj de pared de su cuarto favorito, donde se ven las araucarias desde el ventanal abierto. Lo dejamos en sus quehaceres y diligencias para la fiesta, abriendo el siglo. A casi 80 años de vida en la centuria más innovadora de la historia moderna conocida. Han pasado 293.760 horas por el reloj. Corre el año 40 del siglo XX. En las paredes del despacho del joven técnico Filipe, antigua casa señorial de los de Simas en la Praça Fontes Pereira de Melo, cuelga una discreta foto antigua, frente a un ventanal abierto al azul azoreño. En la imagen: Don Manuel. Conde de Simas. 1906. Su semblante, de normal austero, muestra una sonrisa leve bajo el bigote, atusado y blanco sobre su labio.
-” La socarronería del Conde parece que crece con los años”- comentaba una señora al joven técnico Filipe, al mirar el retrato. Ella conocía ese retrato desde hacía años. Trabajó para el Conde de niña.
Filipe levantó la vista a la ventana abierta, al cielo de una hilera de esbeltas araucarias. -” Don Manuel, primer, último y único Conde de Simas, casado con la señora Isabel María, de la que no tuvo hijos, por lo que el título no continuó”-.
Don Manuel, por la ventana abierta, desde el retrato mira a las araucarias que él plantó.
– “Minhas condesitas”-.
Las araucarias
Las araucarias, en concreto el género heterophylla (que son las que se ilustran en esta historia), debido a su majestuosidad, se han llegado a estandarizar por todo el mundo, sin embargo, estos árboles ornamentales, son también conocidos como pino de la isla de Norfolk. Esta isla se encuentra en Australia, y de hecho su bandera tiene como icono, la misma araucaria.
Don Manuel, el conde, plantó con sus propias manos las araucarias, por lo que les tiene un cariño especial, y de hecho, se deja entrever su relación paternal con ellas, al considerarlas sus «minhas condesitas». Quizá el conde, al no poder tener descendencia, quiso a estos árboles como si hubiesen sido sus niñas pequeñas.
Se podría decir que las relaciones entre el patrimonio forestal macaronésico y humanos una vez más, se puede convertir en algo especial y único, como hizo el conde con sus araucarias.
El Conde de Simas, el primer y último conde
En la leyenda se habla del conde de Simas, el primero y el último, pero ¿quién ere Don Manuel?
Manuel de Simas nació en Santa Cruz da Graciosa el 22 de diciembre de 1827, el que fue el primer y único Conde de Simas, título creado por decreto de 14 de noviembre de 1901, de D. Carlos I de Portugal.
Manuel de Simas fue uno de los mayores terratenientes de la isla de la Graciosa, habiendo vivido unos años en el Archipiélago de Santo Tomé y Príncipe, donde hizo una gran fortuna. Recibió el título de Comendador de la Orden de Nossa Senhora da Conceição de Vila Viçosa, por decreto del 13 de marzo de 1873.
No puedo tener descendencia, por lo que lo convirtió en eso, el primero y último de su casa.
Santa Cruz, capital de Graciosa
Santa Cruz da Graciosa es un municipio de Portugal ubicado en la isla Graciosa, Región Autónoma de Azores. De hecho, es el único municipio de la isla, por lo que lo convierte automáticamente en la capital. En general la «Ilha Graciosa» es una isla con muy poca altitud, la mas bajita de sus hermanas.
El municipio es precioso y muy bien conservado, y además no recibe muchos turistas en general, lo que le da un encanto urbano-rural muy especial como pudes ver:
Una vez más, estamos ante un caso de unión entre la naturaleza y el ser humano, como hemos podido ver en muchos otros caso como lo era por ejemplo el de El Pino de La Virgen de El Paso (léelo aquí). Esto demuestra, personas singulares, una vez más, lo importante que ha sido y de hecho es, nuestro patrimonio forestal macaronésico y el deber que tenemos de cuidarlo, conservarlo y transmitirlo a los que vienen.
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Saludos personas singulares!